Reorientación del esfuerzo cultural. Concepto dinámico de cultura.
07/09/2012
En la forja del historiador y del filosofo, donde son materias primas la vida y la verdad, el concepto de cultura viene sometido a insistente elaboración. No ha adquirido aun contornos firmes que deslinden su contenido. No se ha prestado a una segregación neta de las nociones afines.
Dentro de tal fluctuación en los linderos, hay acuerdo unánime en reconocer que el concepto de la cultura resulta inseparable de otro: el concepro de comunidad. La comunidad es la cripta viviente de la cultura. Esta es un desdoblamiento de aquella.
Se hable de la cultura sumérica, la etrusca o la Kimbaya, detrás de los papíros, los vasos de cerámica o las joyas, está el pueblo que ha grabado los rollos, torneó la arcilla o buriló el oro de los testimonios salvados. No el pueblo indiferenciado y nómada, colonizado o disgregado. Más bien el que comenzó a afirmar su ser como unidad étnica, a adquirir titularidad históricca sobre la tierra ahistórica o sobre la eventualmente convertida en la “tierra de nadie”. El pueblo que acertó a construir sus formas de vida, de comunicación, de religiosidad, de arte... El ennoblecido por el soplo inédito de la originalidad servido con la tensión de la continuidad. El que durante una época ha incorporado los frutos del esfuerzo propio a cualquier escala del progreso humano.
Merced a tales frutos, el pueblo se convierte en sujeto de una cultura. Cuando adquiere esta jerarquía, aún después de su extinción física, su nombre sobrenada gloriosamente en la historia.
De una parte, según Richard McKeon, cultura es el “Esquema resultante de una evolución histórica”. De otra, “el conjunto de hábitos reconocidos como válidos en una sociedad dada, y de la cual se pueden identificar las trazas en todas las esferas de la actividad de la actividad humana”. Herskovits, extremando la síntesis, dice: “Cultura es la parte del ambiente hecha por el hombre”.
Así puede entenderse expresado con fortuna el concepto estático de la cultura. Pero al propósito que en esta ocasión nos moviliza, interesa mucho más la indagación del concepto dinámico. O sea, la cultura como proceso, antes que como estructura, si bien entre ambas formas del mismo ente exista una trabazón sustancial.
Bajo este último ángulo, la cultura se describe como el producto del desarrollo integral del hombre, de sus potencia y cualidades, sus apetitos y pasiones, su grandeza y miseria dentro de un determinado círculo. En tal sentido, cultura es un resultado del esfuerzo colectivo, acumulado en el tiempo y sobre una tierra determinados. Mereced a él, la especie se fué rendimiendo paulatinamente de la animalidad original, se fué acercando al dominio del espíritu sobre la fuerza, del trabajo sobre la rapiña, la verdad sobre la fatalidad, la reflexión sobre el instinto, la revelación sobre la superstición, la ética y la estética sobre la rudeza ancestral.
*Fragmento do libro Galicia como tarea editado polo Centro Gallego de Buenos Aires en 1959